Este 18 de enero se cumplen dos años del incendio en el ducto Tuxpan-Tula, de Petróleos Mexicanos (Pemex), mismo que cruza el ejido San Primitivo, en Tlahuelilpan, que dejó 137 personas fallecidas.
A dos años de ese desastre, aún no se concreta el memorial propuesto unos días después del incidente que hizo voltear los ojos del mundo hacia Tlahuelilpan, un pequeño municipio hidalguense con una superficie de 28.18 kilómetros cuadrados y una población de 19 mil 389 habitantes hasta el censo de 2015.
Hoy día la franja, entonces zanja, en donde inició el incendio luce con algunas pequeñas capillas en memoria de los fallecidos; algunas están terminadas, otras no, y otros fallecidos solo tienen en el lugar una cruz que recuerda que en ese incidente perdieron la vida. Cada familia de acuerdo con sus posibilidades ha construido su pequeño ‘memorial’. El Gobierno de México compró la franja en donde se instalaron las capillas, pero no hay memorial.
La franja luce desolada, en abandono; de la bandera de México que ondeaba en medio del lugar solo queda un pedazo de tela verde, rasgada, descolorida, y debajo de ella, recargados en el asta se encuentran los restos de las cedulas en donde fueron impresos los nombres de todos los fallecidos en el incendio, para el acto conmemorativo del primer año del siniestro, aquel acto protocolario al que acudieron autoridades federales y estatales, y en donde además del memorial se anunció una inversión económica para Tlahuelilpan y Tlaxcoapan, como parte de las obras de mejoramiento urbano para recomponer el tejido social. Hoy, ninguna de las dos promesas se ha concretado.
El asta se encuentra rodeada por hierba seca, y a unos metros de ella algunas cruces, de las primeras que fueron colocadas días después de la explosión. Las cruces están junto a dos árboles secos, rodeados también de basura y hierba.
En el sitio priva un ambiente de tristeza, de melancolía, uno que remonta a la noche de aquel viernes 18 de enero de 2019, cuando el fuego cegó tantas vidas, cuyos cuerpos quedaron ahí, en el alfalfar que apenas ese año cumplía su primer ciclo de cultivo.
Por momentos ese silencio es interrumpido por los vehículos que transitan sobre la carretera Tlaxcoapan-Tlahuelilpan; aquel trágico viernes decenas de conductores estacionaron sus vehículos sobre el acotamiento de esa vialidad para apreciar aquella fuga de gasolina, y algunos otros para acercarse a tomar un poco. Lo mismo en la carretera que va hacia Teltipán. Algunos de esos conductores no regresaron.
Sin conmemoraciones programadas
En la zona cero del siniestro, los familiares de los fallecidos pretendían que se celebrara una misa para conmemorar el segundo año del siniestro; sin embargo, a causa de la pandemia de Covid-19 la celebración religiosa se suspendió, refiere el personal de la parroquia de Tlahuelilpan.
En caso de que se realice alguna misa por ese motivo, será virtual, a través de las redes sociales como lo ha ordenado la Diócesis de Tula, ante la declaración de semáforo rojo para 33 municipios de la entidad por el incremento de casos de Covid-19, entre los que se encuentra Tlahuelilpan.
Fuente: Milenio