En 2006, cuando Felipe Calderón ganó la Presidencia, vio tres veces en la transición al entonces mandatario Vicente Fox. En una de esas reuniones le preguntó sobre inseguridad, narcotráfico y crimen organizado. El guanajuatense le contestó: «Con eso no hay que meterse».
Calderón hace esta revelación en su reciente libro ‘Decisiones difíciles’, del que El Universal tiene un adelanto, en el que también da a conocer una carta enviada al presidente Andrés Manuel López Obrador en la que, «con mucho respeto», le sugiere revisar que su equipo no tenga pactos con el crimen y no pasar a la historia como el mandatario que polarizó al país, destrozó su economía y reconstruyó el poder hegemónico.
Agrega que es fundamental que el Jefe del Ejecutivo federal sepa claramente qué terreno está pisando para saber en quién puede confiar y en quién no en su administración.
Le sugiere, además, mantenerse cercano a los procesos de control de confianza de la Guardia Nacional (GN) y de la Fiscalía General de la República (FGR), y ordenar que lo que quede del Cisen —órgano de inteligencia del Estado mexicano— investigue si hay penetración criminal y hasta qué grado ha llegado.
En esta carta, Calderón reconoce que son públicas las discrepancias con López Obrador y desea que tenga éxito en su gobierno, pero le dice que puede rectificar y convertirse en un gran Presidente, reconocido por la historia, y “no como alguien que polarizó al país, destrozó su economía, reconstruyó el poder hegemónico y en cuyo mandato se consolidó la captura del Estado por parte del crimen organizado. México no lo merece”.
En la misiva, el expresidente describe los fatales acontecimientos del 17 de octubre de 2019 en Culiacán, Sinaloa, cuando las Fuerzas Armadas dejaron en libertad al hijo de Joaquín «El Chapo» Guzmán, Ovidio Guzmán, bajo el argumento de salvar vidas.
Calderón dijo que este hecho generó una terrible y equivocada percepción que debe ser revertida cuanto antes.
“[Parece ser] que el Estado mexicano es frágil y derrotable, además de infringir una inmerecida humillación a nuestros soldados, la cual debe ser resarcida con apoyo presupuestal y político en su actuar. Esa falsa y engañosa señal, aunada a los constantes mensajes de que los delincuentes no serán perseguidos, está empoderando a los criminales en todo el país”, refiere.
El exmandatario recuerda que López Obrador ha dicho que no quiere “guerra contra las drogas” y si ya está convencido de que al narcotráfico no se le debe perseguir, es respetable su opinión; sin embargo, como Titular del Ejecutivo está obligado a perseguir y castigar los delitos y defender a los ciudadanos, lo que implica enfrentar y vencer a la delincuencia, pero si ya no quiere, le sugiere que legalice el narcotráfico.
“Lo que no se vale es que ordene a las Fuerzas Armadas realizar operaciones muy peligrosas, y a la hora de la hora contraórdenes de su gabinete las dejen sin respaldo. Si no quiere ya encarcelar capos, ¿para qué las envía a capturarlos? Si ya no lo quiere hacer, sea al menos congruente, señor Presidente, y legalice el narcotráfico. Tiene amplia mayoría en el Congreso para hacerlo. En lo personal, pienso que esto no arreglaría las cosas”, determina.
“Yo no pateé ningún ‘avispero’ como Usted dice. El ‘avispero’ ya estaba adentro de la casa y las ‘avispas’, cada vez más violentas y venenosas, se estaban dispersando por toda la casa común y estaban lastimando a muchos y amenazando a todos los mexicanos.
“Su jefe de asesores, Lázaro Cárdenas Batel, fue el primero de muchos gobernadores que, responsablemente, solicitaron a mi gobierno la presencia de las fuerzas federales ante el avance implacable de la delincuencia”, describe Calderón.
Asegura que su estrategia contra la delincuencia organizada sí dio resultados y funcionó, cuando se aplicó integralmente, y refiere cómo bajaron los niveles de criminalidad en 2011.
Lamenta que el exmandatario Enrique Peña Nieto no haya seguido con su estrategia, pues desapareció la Secretaría de Seguridad, desmantelaron la Plataforma México y redujo el presupuesto en seguridad. También recrimina que tanto Peña Nieto como el propio López Obrador hayan desaparecido a la Policía Federal, pero respeta esta decisión.
Fuente: El Universal