TONATICO, Estado de México. En su misión de defender la producción agrícola estatal, la Secretaría del Campo (SeCampo) anunció hoy, 15 de agosto de 2025, una inversión de 1.3 millones de pesos destinada a monitoreo, capacitación y control biológico y químico de la langosta centroamericana (Schistocerca), una amenaza emergente para cultivos clave de la región.
La campaña, que abarca 2024 y 2025, ya ha intervenido 385 hectáreas. En 2024, se atendieron 185 hectáreas en Malinalco con tratamientos químicos, y otras 104 hectáreas en Tepetlixpa, Ozumba, Ecatzingo y Juchitepec, mediante una combinación de métodos químicos y biológicos, con especial atención a la Región de los Volcanes; se brindaron asimismo 18 capacitaciones a productores de Atlautla, Ayapango, Ocuilan, Ozumba y Tepetlixpa, y se tomaron muestras en 654 hectáreas para detección de la plaga.
En lo que va de 2025, la estrategia se ha concentrado en Tonatico, Ocuilan y Zumpahuacán, donde en julio se aplicaron tratamientos en 200 hectáreas empleando tecnologías como drones.
La langosta centroamericana es altamente voraz y móvil: puede desplazarse hasta 150 km en un solo día cuando alcanza su fase adulta gregaria, y representa un riesgo grave para cultivos como maíz, trigo y pastos. Esta capacidad devastadora subraya la necesidad de respuestas rápidas y focalizadas.
Contexto y relevancia del combate contra la langosta centroamericana
- Naturaleza de la plaga: Schistocerca piceifrons es una especie polífaga que puede consumir hasta cinco veces su peso en vegetación por día, y es capaz de cambiar de fase de comportamiento de solitario a gregario en tiempos muy cortos, lo cual puede precipitar la formación de enjambres móviles altamente destructivos.
- Distribución y vigilancia nacional: El Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) ha controlado en 2024 casi 15,000 ha afectadas en diversos estados e interceptado 35 mangas de langostas en Yucatán hasta enero de 2025. Esta realidad refuerza la necesidad de replicar estas estrategias en la entidad mexiquense.
Conclusión
Con esta inversión de 1.3 millones y esfuerzos coordinados entre autoridades, productores y comités, el Estado de México fortalece su capacidad de respuesta sanitaria agraria y prioriza la seguridad alimentaria, la protección productiva y la sustentabilidad del sector rural. La campaña estatal se presenta como un modelo de acción preventiva y efectiva frente a una amenaza biológica que avanza con velocidad y precisión